domingo, 23 de septiembre de 2012

Escaleras


¡Buenas a todos! Aquí os dejo un nuevo micro-relato recién salido del horno, que me ha dado un ataque de inspiración. ¡Espero que lo disfrutéis!


Podéis descargároslo en formato .epub y .pdf.

http://www.mediafire.com/view/?xale83214zf4ilq (.pdf)
http://www.mediafire.com/?9z3xp8zrpf6fz68 (.epub)


Hermes

Escaleras

¡Buenas a todos! Aquí os dejo un nuevo micro-relato recién salido del horno, que me ha dado un ataque de inspiración. ¡Espero que lo disfrutéis!


Las escaleras son curiosas. Las escaleras suben, las escaleras bajan. Las escaleras son cortas, otras largas. Vivimos en escaleras. No, todos vivimos en una sola escalera.

Pero la escalera en las que vivimos es infinita. Nuestra vida consiste en subir y bajar escalones. Y durante este eterno viaje, encuentras a otros peregrinos de la escalera. Esos peregrinos pueden ayudarte a subir peldaños. Otros de un solo movimiento te hacen rodar hacia abajo, no siempre voluntariamente.

Yo antes subía. Subía sin parar. Pero empezaron a llegar las patadas. Patadas y patadas. Caía descontrolado. Pero entonces aparecieron aquellos peregrinos en medio de la escalera. Me frenaron, me levantaron y me sacudieron el polvo. Me agarraron fuertemente los brazos, y empecé a subir escalones.
Sé que llegaran más patadas, y más fuertes. Pero sé que los caminantes estarán ahí para agarrarme y evitar que vuelva a rodar. Y yo evitaré que ellos caigan cuando reciban coces.

No nos gusta rodar.



Hermes

Toda idea es buena

Está entrada va dedicada a vosotros lectores. en nuestra ultima charla del blog, Hermes y yo hemos decidido que no sería una mala idea ayudaros a expresaros al mundo entero. Por eso os proponemos que nos mandéis vuestros cuentos,poemas, micro-relatos, poemas haiku o cosas por ese estilo y nosotros los colgaremos en el blog si lo vemos mínimamente decente.

nuestro correo es:

escriturasamateurs@gmail.com

                                               J.M.González

Significado de La mala mente

Hola cibernautas, hoy os traigo malas noticias. Quisiera poner en esta entrada el significado del poema que subí la semana pasada, pero no puedo por problemas con mi socio Hermes (me amenaza con matarme si lo subo). Pero como soy demasiado bueno os responderé a cualquier duda sobre los poema,cuentos, micro-relatos y demás en nuestro correo:

escriturasamateurs@gmail.com

                                         J.M.González

domingo, 16 de septiembre de 2012

La mala mente

Aquí os podréis descargar también mi primer poema:

La mala mente

Hola compañeros. Hoy voy a subir algo especial, mi primer poema que enseño a más de 3 personas.
espero que os guste. Este poema tiene un mensaje de una opinión de la vida, no lo diré hasta la semana que viene, en este tiempo os voy a dejar volar vuestra mente y que me dejéis vuestras opiniones sobre lo que habla en comentarios.


Y bajo la luz de luna
escribo estos versos
de mi tinta y pluma
para aliviar al alma de peso
y hallar felicidad por momentos.

La oscuridad te sumerge,
tus pies en volandas.
El cuerpo se volatiliza,
todo desaparece.

Después de largo tiempo
llega lo deseado,
caer,
sea en duro o blando,
caer, sea en nada o algo.

El tiempo corre,
pero en la oscuridad
nada importa ya,
solo está la mente,
funcionando como siempre

Te cansas,
lloras, te enfureces,
te derrumbas como viejas casas.

El tiempo corre,
pero en la oscuridad,
nada importa ya
solo está la mente,
funcionando como siempre.

Despiertas,
solo ha sido tiempo perdido,
un mal sueño demasiado real,
un paso fuera del camino.

El sol luce sus vestidos dorados,
la gente te sonríe,
los pájaros pían encantados.

El tiempo corre,
pero en la oscuridad,
nada importa ya,
solo está la mente,
funcionando como siempre.

                           J.M. González

                                                           

Carnicería en el manchón

Bueno lectores, ya solucioné los problemillas que tenía al subir los cuentos para que os lo podáis descargar así que, aquí tenéis, Carnicería en el Manchón en los dos formatos como siempre:

http://www.mediafire.com/?1kj4yq5j788y676 -Epub
http://www.mediafire.com/?11oor6wkv0h9y7a -Pdf



                                                                                  J.M.González

jueves, 13 de septiembre de 2012

Carnicería en el manchón

Bueno, este es mi primer cuento subido y para empezar voy a subir el primer capítulo de la pequeña novela que estoy escribiendo (experimento 59). Este primer capítulo tiene fallos de escritura, para que engañaros, pero los capítulos siguientes estoy corrigiendo tales fallos. También me gustaría deciros que gracias al final de este cuento gané un premio de micro relatos. Que lo disfrutéis.



Volvía del instituto por el manchón de al lado de mi casa. Había adelantado a Manu y a Nono. Cuando estaba a mitad de camino, entre asfalto y asfalto, empecé a escuchar ruidos bastante extraños y siniestros y un olor que predominaba sobre el típico de excrementos de perros de aquella zona. Movido por la curiosidad abandoné el estrecho sendero. Cuanto más me acercaba a la fuente del olor menos se escuchaban las alegres conversaciones y bromas de los estudiantes que regresaban a casa después de una larga mañana de trabajo, y más alto e intransitable se hacía el follaje. Me habría paso a trancas y barrancas llenándome de arañones las zonas de la piel que no estaban protegidas por la ropa, mirando al suelo con cuidado de no pisar en mal sitio o sobre algo que estuviera vivo. Y menos mal, ya que, cuando estaba a cinco pasos de donde parecía que procedían los ruidos y el hedor (una casa abandonada que pensaba que estaba destruida), encontré en el suelo algo redondo y amarillento. Lo levanté hasta la altura de los ojos para examinarlo mejor, era blando y húmedo. Lo miré con detenimiento y descubrí, para mi asombro, que era un dedo humano. Estaba despellejado por algunas zonas y quemado por otras. La razón por la que no averigüé antes que era un dedo fue porque le faltaba la uña, y por lo que parecía se la habían arrancado usando la fuerza bruta, aunque lo que más me repugnó fue que el dedo todavía seguía cayendo y eso sólo podía significar dos cosas: o el dueño del dedo seguía vivo, o lo habían matado hace poco. Tiré el dedo con asco. Ahora sí tenía verdaderos motivos para entrar en la casa, pues quería ver la cara de la persona que había hecho aquella atrocidad para odiarlo con toda mi alma.
Me acerqué al muro de la casa hasta que pude tocarlo con la nariz. Busqué la puerta, pero cuando por fin la encontré me entró el pánico y dudé si quería ver realmente lo que había dentro, pero pensé que ya que había llegado tan lejos no podía echarme atrás. Asomé la cabeza por el umbral de la puerta, con miedo de lo que había al otro lado del muro. Cuando mis ojos vieron el dorso de un hombre salpicado de sangre no pude evitar soltar un pequeño grito de asombro. El hombre se dio la vuelta y vi como delante de él se encontraba otra persona, la cual no se le podía distinguir apenas los rasgos de su rostro, de lo manchado que estaba también. El hombre que se volvió llevaba una sierra ensangrentada. La soltó, se me acercó y forcejeamos. Él sacó un garrote que estaba tirado por allí y me dejó inconsciente.



Recuperé la conciencia, estaba atado de manos y pies a la silla en la cual estuvo sentada la anterior víctima. Inspeccioné mi entorno para buscar cualquier cosa que me pudiera ayudar a escapar, pero lo único cercano que encontré fue el cadáver de mi precedente. Ahora tenía el cuello rasgado y sin mandíbula inferior, con algunos huecos entre diente y diente, y una cuenca del ojo vacía. El asesino volvió con una maquinaria con cuatro cuchillas y una jeringa. La instaló en la silla e inyectó la inyección en mi cuello. Sentía como su contenido me recorría todo el cuerpo, y me invadió una agonía y un cansancio general. Después puso en funcionamiento el aparto y los cuchillos empezaron a clavarse en mi piel. Primero sólo pinchaban, pero no atravesaban la piel. De fondo escuchaba las voces de Manu y Nono en mi busca. Rezaba por que me encontraran pero esperaba que no lo hicieran, aunque lo que más me preocupaba era que mi agresor tuviera tan buen oído como yo y los escucharan, porque al menos los dejaría irse en paz.
El criminal salió de la casa por motivos que no comprendía, mientras los cuchillos comenzaron a clavarse en mi piel, hasta que la rasgaron. Intenté chillar, gemir de dolor, pero mis músculos no me respondían, ni siquiera tenía fuerzas para emitir ningún sonido. No obstante el dolor era el mismo, incluso puede que lo sintiera más. Levanté mi vista hacia la puerta al notar que la claridad que entraba por la puerta desaparecía. Al ver la razón me desesperé y a la vez estaba eufórico. Frente a mí se encontraban atónitos Nono y Manu. Entonces al observar sus horrorizadas caras con un aire de asco por verme lleno de sangre, supe que corría un verdadero peligro mortal. La claridad de la puerta oscureció todavía más y, si mis músculos de la cara no estuvieran sedados, habría puesto mueca de horror e intentado gritar con toda mi fuerza para avisarles del peligro que tenían detrás. Era el asesino.
Con gran agilidad, el maníaco clavó un cuchillo en la médula de Nono. Este calló de rodillas con un ruido sordo y, antes de desplomarse del todo, aquel loco le cortó la cabeza. Después la cogió y, sujetándola con las manos haciendo caso omiso a la sangre que le recorría entre las manos proveniente del cuello, abrió la mandíbula y la colocó abrazando la piel del brazo de su compañero, Manu, el cual intentaba escapar sin éxito. La cerró con una fuerza increíble, dejando a la vista una enorme herida. Repitió este proceso hasta que se podía divisar en los brazos los huesos manchados de sangre. Cayó al suelo agonizante de dolor, lamentándose de sus heridas. Mientras presenciaba aquella horrible escena los cuchillos entraban más y más rasgando cada músculo, cada capilar, cada vena, cada tejido que encontraba a su paso hasta llegar a la parte sólida, el hueso, y empezó a astillarlo. El dolor no sólo era físico, ya que, si salía vivo de esta (cosa que dudaba), no podría volver a usar mis piernas y mis brazos. No soportaba aquella idea y la mezcla de los dos, agonía física y mental, me hacía exaspera y, cuando vi que aquella asquerosa persona cogía un machete y aplastaba la cabeza de Manu esparciendo sus sesos por toda la sala salpicándome la cara, perdí toda esperanza. Rezaba por lo que sabía que era imposible, que no me mirara y acabara conmigo, pero sabía que era retrasar lo inevitable.
Entonces sucedió, cogió una botella de cristal rota y se abalanzó sobre mí. Sentí como el cristal besaba mi pecho y perforaba la piel hasta llegar al pulmón. Después de varias apuñaladas sentí cómo me asfixiaba, el terror me corroía las entrañas. Me había perforado la caja torácica, lo que me dificultaba la respiración. Cuando ya apenas podía coger oxígeno me mareé y todo se volvió negro, el dolor desapareció, me sentí vivo.
¿Estaba muerto? ¿Era este el final de mi travesía? ¿Dónde quedaba todo? Mi familia, mis amigos, aquella persona querida, todo el trabajo, todo el sacrificio de una vida, todas las tontas preocupaciones. ¿Merecía la pena vivir para acabar así? Muerto a manos de un cordero descarriado de Dios, ¿o era ese el sentido de la vida, el misterio que nadie ha sabido descifrar? Disfrutar la vida cada instante, cada segundo, disfrutarla para ti, sin dejar que los demás controlen tu vida con complejos tontos, intentar tener a todos contentos pero al que más, a ti mismo. Si te dieran a escoger entre otra persona y tú escoge tu felicidad porque no sabes cuando se va a acabar ese gran regalo que es la vida.
Todo lo que hizo falta fue una chispa, una chispa para avivar el fuego creído muerto, una chispa y el asesinado se convirtió en asesino, una chispa que me hizo volver a ver la luz.


                                                                                                                  J.M.GONZÁLEZ