Sobre su piel de seda
se desliza la suave tela.
A veces transparente,
otras morena,
pero siempre con nieve
culminante en la cabeza.
Lunáticas e incansables,
pacíficas e indomables.
Ni Poseidón ni Neptuno,
sois más reinas del mar
que dios alguno.
J.M. González
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