viernes, 3 de abril de 2020

Confinamiento


Un arnés en el pecho que no cesa de apretar, 4 paredes que protegen que parecen menguar. El hogar, ¡qué idea tan romantizada! Y fui el primero en pecar, cediéndole mi alabanza, a algo tan material. Y esa es su condición, un objeto sin más, vacío de sentido, hasta que se lo quieras dar. 4 paredes de refugio y nada más. Tú decides su visión, prisión o seguridad. No confundir con el hogar real, el que debo alabar y vitoreo sin cesar. Mi hogar no se puede tocar. No se puede visitar, vive en cualquier lugar. Mi hogar es su sonrisa, tras volverla a besar, junto con su caricia de imposible no Amar. Mi hogar son las pamplinas, de las cervezas echadas. Los planes de vida, y complicidad de banda. Mi hogar es casual de entorno nato, creación de hermandad incondicionalmente apoyado. Mi hogar no es terrenal y jamás me encerrará. Una cuarentena en casa, pero no en mi hogar.


J.M.González