La ola contra la roca
una y otra vez,
la piedra mengua
y el mar avanza pie tras pie.
Marea tras marea,
la arena se lleva.
Un caronte que hace de chófer
en un viaje solo de ida.
De la roca solo quedará ceniza
húmeda y restos
de la corriente que les guía.
Y el agua sin roca,
se quedará en sequía.
Uno para el otro,
pero el otro agoniza
y no se marchita.
Una de sal y otra de arena
y la mar seguirá con sus mareas.
J.M. González
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