miércoles, 20 de mayo de 2020

Muriendo por febrero

Cuando las lluvias
se cambian por papelillos.
Cuando las coplas apagan
de los coches el sonido.
Cuando muero por febrero
y renazco en el cielo.
Una ciudad de oro
bendecida por momo.
No hay ley que valga
para callar una comparsa,
ni ruido que silencie un coro,
ni una chirigota o cuarteto sin gracia.
Mi carnaval, el de serpentinas,
el de las coplas en cada esquina,
el del pescaíto frito junto al mar
y ese olor a sal,
el del romancero con su tablero
recitando a  su pueblo,
el de los coloretes rojos,
el que busca mis ojos.
Ese carnaval que me ha robado el corazón.
Mecachis en la mar, por nada te cambiaba yo.

                         J.M.González

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