He de pedir perdón por este poema porque lo escribí a principios del verano pasado pero hasta ahora no me he dignado a subirlo.
Al igual que mi alma
mi corazón de carbón se tiñe,
pues cuervos lo arroparon
sin razón, ni calma.
Entre vagones
pasa una razón
indecisa de cierto
por falta de tiempo,
se marchó.
Mis tesoros
recogidos y pedidos,
amados y sencillos,
puede ser
maravilloso y real,
tan difícil de asimilar.
A pesar de gran fortuna
la viuda es viuda
pero pronto al marinero no habrá de esperar
y deseosa volver en mi cara a brillar.
Si mi deseo no se cumple
que dios me asista,
feliz tristemente
con una fortuna fuera de mi mente.
J.M.González
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