El vacío de una cima profunda
que se abre más y más,
mis carnes se agrietan,
el labio tiembla.
Flechas incendiadas,
dagas encarnadas
y piedras escarpadas.
Cada una me atraviesa,
se clavan y arden.
Mis venas son fuego,
llamas que del averno traen.
Incomodidad, tristeza,
soledad, impotencia.
Indecisa sale la mezcla.
Y unas palabras lo arreglan.
Y su falta lo genera.
J.M.González
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