lunes, 27 de junio de 2016

VI

 Nos preocupamos de tantas cosas... De cómo actuar para no hacer daño a los demás, de actuar como el resto, de no actuar como el resto, de ser uno mismo, de las modas, de las personas que amas, de las que pierdes... Todos estos problemas llenan nuestra mente, nos invaden y nos mantienen tan ocupados que no puedes pensar en vivir.

 Cuando te vas a dormir esos problemas descansan contigo para volver a despertar a tu lado. No deberíamos intentar planear una vida completamente feliz. Sin tristeza no hay alegría y son ambas las que nos hacen sentirnos vivos, las que hacen que podamos diferenciarnos de los muertos.

 Admitamos que las preocupaciones de este calibre son meramente secundarias en nuestras vidas y que somos muy efímeros en el tiempo. Somos nosotros mismos los que nos provocamos problemas únicamente por sentirnos aburridos y querer llenar nuestro día a día de alguna forma. Dejémonos llevar más y dejar a la tristeza y a la alegría llegar cuando tengan que llegar. Simplemente ser.

                                                    J.M.González

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