domingo, 8 de mayo de 2016

La muerte del feminismo y del LGTB

  Los movimientos igualitarios entre grupos de personas (como el feminismo o corrientes relacionadas con el colectivo LGTB) son positivos y necesarios para obtener una sociedad justa y equitativa. Sin embargo, son movimientos adecuados como comienzo del proceso de igualdad, usados como llamada de atención al mundo para poner de manifiesto que hay un grupo de personas que tienen menos derechos que otros. Una vez se haya conseguido despertar a más de la mitad de las personas, tal y como se ha hecho actualmente en Europa, el método de lucha del movimiento debe evolucionar, adaptándose a la nueva sociedad surgida. Así no se inculcaría de forma tan arraigada el concepto divisorio de la sociedad en grupos que incitan estos colectivos, como explicaremos a continuación. Gracias a esto, a la mitad de la sociedad a la cual se ha conseguido despertar, se conseguirá una mayor facilidad para desarrollar la nueva corriente surgida por dicha evolución y, a la mitad que sigue instaurada en pensamientos arcaicos diferenciadores, se educaría desde un principio en este nuevo método.

 Estos movimientos, ya por definición, estipulan que existen divisiones entre personas y, por dichas divisiones, se forman grupos o colectivos. Según ellos, estos colectivos deben tener los mismos derechos y deberes que el resto, no obstante, con el tiempo y por culpa de la naturaleza humana, cada individuo acabará buscando la supremacía de su grupo sobre los demás por orgullo y fanatismo hacia este. Por ello, el paso siguiente a este tipo de lucha será la eliminación de grupos y proclamar la igualdad de derechos entre personas, no entre colectivos. Será una lucha más costosa, pero producirá un cambio más duradero y amplio. De esta forma se eliminarían problemas como son la homofobia, el racismo, el machismo... con un solo movimiento, el cual sería más fuerte que los comentados anteriormente, puesto que los reuniría a todos bajo un mismo ideal.

  Por tanto, con esta ideología, no habría diferencias entre una persona y otra más que sus cualidades y sus capacidades biológicas. Por lo cual, ser hombre o mujer, blanco o negro, sería comparable a ser alto o bajo, rubio o moreno, y en consecuencia, se eliminarían las sexualidades, puesto que seríamos personas que aman a personas y que tienen predilecciones por ciertas cualidades, lo que no quiere decir que alguien no pueda enamorarse o sentirse atraído por otra persona con cualidades diferentes a sus preferencias. Además, así se evitaría el prejuicio que se forma colateralmente con los estereotipos sociales porque no se clasificarían a los seres humanos en grupos tan acotados. 

  Aunque algunos pensarán que esta filosofía es una utopía, debemos recordar que hace tan solo 100 años el voto a la mujer, la no segregación entre blancos y negros y el matrimonio homosexual también lo eran. Para llegar a un destino, por muy lejos que esté, siempre se comienza con un pie en el camino.


                                                                                                                    J.M.González

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