domingo, 24 de mayo de 2015

Carta a un amigo

Querido amigo,

¿te he contado alguna vez aquellas tardes a solas frente al papel en blanco, tostándome al reflejo de un flexo amarillento y recalentado, en las cuales no me faltaban argumentos para escribir y, sin embargo, no derramaba gota alguna de tinta? No me faltaban razones para crucificarme, rasgarme la piel con la pluma, quebrar cada hueso de mi cuerpo con el lápiz, torturarme de las formas más inhumanas con el bolígrafo, hacerme escribir exclamaciones de dolor pidiéndome clemencia, rapidez en el sacrificio...Tantos eran los métodos y caminos que no sabía cual escoger.

 Querido amigo, ¿te he contado alguna vez lo tortuoso de mover los hilos de una persona repugnante; tan pedante, tan deseosa de poder, tan banal, tan mísera...? Tener que reprimirla, encerrarla alejada del mundo en una jaula de cristal efímero.

 Querido amigo, los hago responsables y por ello me culpo a mí. Querido amigo, no seas un artista romántico, poeta pentatónico, joven desorientado en un desierto de gente como este pobre infeliz.

Cariñosamente,
tu amigo querido.


                                                                                                                          J.M.González



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